¿QUO VADIS, UNION EUROPEA?
¿Quo vadis domine? (Adónde vas, Señor?), fue la pregunta que el apóstol Pedro hizo a Jesús, cuando el primero huía de Roma y el segundo iba derecho a esa ciudad, con una cruz al hombro. Eso cuentan las leyendas, la literatura y el cine.
Dos mil años después, y en un contexto totalmente distinto, la pregunta está en mente de varios analistas y principalmente de los hacedores de política en la Unión Europea (UE).
La preocupación no es para menos, ya que en la actualidad el futuro mismo de la zona del Euro está en entredicho. Uno de los detonantes se encuentra en la fragilidad de la economía de uno de los países menos relevantes (hasta ahora) de la UE. Grecia está enferma, y el diagnostico nos dice que su déficit fiscal y sus altos niveles de endeudamiento público (del 10,5% y 115% del PIB en 2010, respectivamente) requieren de la aplicación de políticas fiscales restrictivas con una fuerte dosis recorte del gasto publico.
En pasados días, el primer ministro socialista griego, Giorgos Papandréu, provocó nerviosismo a los acreedores de su país (principalmente de Alemania y Francia) con la manifiesta intención, posteriormente desistida, de poner a criterio del pueblo griego, vía referéndum, la decisión de someter a su país a las exigencias de la UE y del FMI para salir de la crisis.
Desechada esta posibilidad, resulta inminente la dimisión de Papandréu, gracias al acuerdo alcanzado el pasado fin de semana entre los dos principales partidos políticos griegos. El nuevo gobierno se encargará de “aplicar” el plan europeo anticrisis decidido en Bruselas a finales de octubre, antes de que se convoque a elecciones anticipadas, afirma un comunicado de la Presidencia griega difundido luego del encuentro entre el líder de la oposición de derecha, Antonis Samaras, y el primer ministro en la residencia del presidente Carolos Papulias.
Asimismo, durante una reunión de los ministros de Finanzas del Eurogrupo, el Gobierno Heleno pretende negociar este lunes 7 de noviembre de 2011, el pago de 80.000 millones de euros de ahora hasta finales de febrero, previstos en el acuerdo de rescate acordado a finales de octubre en Bruselas. Pero también debe ratificar ese plan en el Parlamento antes de 2012 y ese acuerdo supone nuevos y dolorosos sacrificios para los griegos.
Pese a estas noticias, la luz al final del túnel aun parece distante; y es que a la fecha el descontento social, gracias a los despidos, ajustes, recortes a la educación y la salud y el fin de ciertas subvenciones, va en aumento. Lo peor es que el tema griego solo parece ser la punta del iceberg, y el miedo europeo a corto plazo tiene claramente un nombre definido: Italia.
MELIZAA