¿Quién no ha fantaseado alguna vez con sacarse la lotería para luego pensar en qué cosas compraría con ese dinero? Ciertamente es un deseo que muchos hemos tenido en algún momento de nuestras vidas, tal vez tratando de eludir la realidad.
No obstante, muchas personas no están conscientes que, de darse una situación de este tipo, la solvencia y liquidez financiera no está garantizada a mediano plazo si el dinero es utilizado sin criterio alguno.
Ejemplos del buen o mal uso del dinero hay muchos, y están a nuestro alrededor. Si buscamos con detenimiento seguro nos encontraremos con casos de personas que, incluso teniendo un buen grado de formación profesional enfrentan una situación financiera familiar o personal endeble. Por otro lado, existen algunos casos ejemplares de personas que sin tener una cantidad de dinero considerable han sabido levantarse y estabilizarse financieramente sin haber necesariamente alcanzado un nivel de educación básico para el efecto.
Quienes tienen ese "don" del buen manejo del dinero saben que en este proceso existe un riesgo y que éste puede ser manejado favorablemente para hacer crecer el dinero. En principio es necesario hacer notar que lo recomendable es tener una porción de dinero para invertir. En otras palabras es necesario diversificar para minimizar el riesgo, de manera que, descontando aquella parte del dinero que ineludiblemente debe ser destinada al consumo básico del hogar (gasto), otra parte puede ser destinada al ahorro o a la inversión. En este último caso, es necesario distinguir opciones de acuerdo al riesgo que conllevan.
El experto en finanzas Robert kiyosaki, inversionista exitoso y autor del best seller: "Padre Rico, Padre Pobre", asegura que las personas consignadas en la clase media de la sociedad generalmente se endeudan o consiguen dinero para comprar y gastar en cosas que no generan ingresos, en tanto que los ricos llegan a obtener ese estatus en la medida en que invierten en activos que les ayudan a generar más activos; es decir que ponen su dinero a trabajar, llegando a obtener réditos con los cuales recién pueden pensar en darse algún gusto personal.
Invertir, no es la única pero si es una de las formas más eficaces para volverse millonario. Hay quienes han comenzando invirtiendo 100 dólares y en la actualidad sus fortunas superan los 30 billones de dólares. Vieron oportunidades donde otros las ignoraron.
Arriesgarse es algo que muchos se niegan hacer y no aceptan, por temor o inseguridad. Pero los hechos muestran que solo los que han confiado en las probabilidades, quienes creyeron en las oportunidades y no dudaron de sus capacidades son los que han logrado multiplicar su dinero, aunque sea poco al principio.
Muchos heredan fortunas otros las crean, es el caso de Bill Gates, un hombre que inicialmente puso su cerebro a funcionar, y su inteligencia le llevó a conseguir muchísimo dinero, el mismo que posteriormente trabajaría para él.
Una de las formas por las cuales es posible invertir y generar recursos de forma inteligente se basa en el uso de instrumentos financieros. Un instrumento financiero es un activo que puede ser negociado, y que generalmente se clasifica en dos categorías: instrumentos en efectivo e instrumentos derivados. Los primeros son instrumentos financieros tales como valores, préstamos y depósitos. Son fácilmente transferibles y su valor se determina directamente por el mercado. Por su parte, los derivados estándar son los futuros sobre tipos de cambio; las opciones de Forex (mercado de divisas), los forwards, los swaps, etc.
Profundizar en el análisis de cualquiera de estos instrumentos puede convertirle, sin duda, en una persona con la capacidad necesaria para hacer crecer su dinero de forma inteligente. Después de todo los medios necesarios para el efecto están disponibles y el buen uso de los mismos pueden generar ingresos adicionales que para todos son bienvenidos.